La inspiración de Isa

 Nos llenamos de buenos propósitos, es  más , nos son absolutamente necesarios para sobrevivir, siempre que tengamos en cuenta que han de tocar la realidad, mantener la coherencia interna , que se adapten a nuestras posibilidades y recursos. La motivación es la mejor  energía para conseguir nuestro objetivo. Sobretodo tener claro si aquello que perseguimos  es lo que queremos , planteándonos metas pequeñas y visualizándolo para así no desgastarnos con el esfuerzo y los obstáculos. Nos ayudará poner al lado del propósito como pensamos llevarlo a cabo y que pretendemos cambiar con ello . Ahora adelante a ver qué es capaz de resistirse.

 Cuando topamos con personas de nuestro entorno con quiénes estamos, como se dice, casi obligados por nuestra relación al entendimiento y no tenemos forma de conseguirlo no sabemos muy bien por qué , pero nos sentimos atrapados atrapadas en un bucle del que no podemos salir , que nos llevan a conductas y pensamientos que se repiten una y otra vez sin ninguna solución hasta que perdemos el control. Es entonces cuando pensamos lo difícil y complicadas que son las relaciones humanas , yo soy de las que cree que todo debería ser bien sencillo ,  no necesitamos ningún manual ni libro de instrucciones el secreto para no fracasar está en la empatía, la atención y el respeto , es una pena que por más empeño que pongamos si no es mutuo no funciona en una sola vía, pero yo os aconsejo mantenernos firmes en estas emociones para derrotar a los contrincantes.

 Es importante exteriorizar el malestar, el dolor provocado por situaciones vividas, pero no dejemos que paralice nuestro presente porque en el pasado no hay futuro. Vivir ancladas constantemente en los recuerdos negativos es como si analizandolos una y otra vez pudiéramos cambiarlos , darles otro final. Vamos a buscar un propósito, una meta, esa energía que nos haga levantarnos cada mañana, para decirnos a nosotros mismos que queremos y porque vale la pena luchar... Ánimo tenemos muchas batallas pendientes no dejemos que la poderosa rutina consuma nuestras vidas.